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La prisa por digitalizar: cuando un ERP destruye más valor del que crea
En 1999, Hershey quiso modernizarse a toda velocidad. Comprimió un proyecto ERP de 48 meses a 30, lo lanzó en temporada alta y apostó por un Big Bang sin pruebas suficientes. El resultado: US$150 millones en ventas perdidas y una caída del 8% en su acción. La tecnología no falló sola. Falló la dirección que confundió velocidad con transformación. Hoy, con la fiebre de la IA, más de una empresa está caminando por la misma ruta.
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