Cuando el pollo no llega: la crisis logística de KFC en 2018
En 2018, KFC cerró más de 600 locales en Reino Unido por falta de pollo tras cambiar de operador logístico. Aunque muchos culparon al modelo de un solo CD, la verdadera causa fue la falta de planificación, pruebas y contingencia en la transición.

Introducción: un fracaso con sabor amargo
En febrero de 2018, el Reino Unido fue testigo de una de las crisis más notorias del retail moderno: KFC cerró más de 600 locales porque no tenía pollo que servir.
La ironía era dolorosa —y mediáticamente explosiva—: la cadena de pollo frito más grande del mundo incapaz de poner pollo en sus cocinas.
¿Qué pasó en la crisis logística de KFC?
Hasta 2017, la red de distribución de KFC UK&I estaba en manos de Bidvest Logistics, con seis centros de distribución regionales.
La empresa cambió a DHL + QSL, centralizando todo en un único CD en Rugby.
Un accidente en la M6, errores en el nuevo sistema de gestión y la falta de un plan de contingencia convirtieron un evento menor en un colapso nacional.
El resultado: más del 75% de restaurantes cerrados y pérdidas millonarias.
Lo que todos dijeron que fue el problema
Los titulares fueron unánimes:
“El error fue apostar por un único centro de distribución.”
Era un diagnóstico fácil y visible: menos nodos, más riesgo. Y si el nodo falla, colapsa todo.
Lo que realmente fue el problema
La realidad fue distinta: el CD único fue el chivo expiatorio.
Lo que falló fue la gestión del cambio:
- Cutover “big bang”: nuevo operador, sistema, CD y equipo en simultáneo.
- Sistemas sin stress test: el WMS no había sido probado con volúmenes reales.
- Sin redundancia ni overflow: ningún contrato previo para backup o almacenes espejo.
- Gobernanza difusa: KFC, DHL y QSL no tenían protocolos claros de escalamiento ni fallback.
En otras palabras: no se diseñó para fallar.
Impactos de la crisis logística de KFC
- Operativos: cierres masivos, menús reducidos.
- Financieros: pérdidas estimadas en US$40 millones.
- Reputacionales: burlas virales y daño de marca, mitigado solo por la campaña “FCK”.
- Regulatorios: inventario destruido y registro de emergencia del CD.
La recuperación: improvisación y vuelta parcial atrás
- Stowga: se externalizó capacidad a ocho depósitos temporales para liberar Rugby.
- Micrositio de comunicación: los clientes podían verificar locales abiertos.
- Reversión parcial: Bidvest volvió a atender 350 locales en el norte, mientras DHL/QSL se mantuvieron en el sur.
En tres semanas, la red volvió al 95% de capacidad, aunque el daño ya estaba hecho.
Lecciones para supply chain managers
- No culpes al diseño de red: un CD único puede funcionar, pero exige redundancias y contratos de overflow.
- Evita el big bang: cambios estructurales requieren transición gradual y pilotos.
- Testea en condiciones reales: stress test con datos y volumen antes del go-live.
- Diseña resiliencia, no solo eficiencia: los ahorros no valen si el sistema no soporta fallas.
- Recuerda que logística = reputación: lo que ocurre en la cadena se siente en el cliente.
Conclusión
La “crisis del pollo” de KFC no fue un accidente de tráfico ni un CD mal ubicado: fue un caso clásico de cagada por mala gestión del cambio y ausencia de resiliencia.
Un recordatorio brutal de que en supply chain, los errores invisibles se vuelven titulares cuando la operación se detiene.
👉 Este caso es una advertencia viva: en logística, lo barato y lo rápido puede salir carísimo.
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